Aún nos queda la esperanza,
pues después de una tormenta,
brilla un arco, que sustenta
colores de una alianza.
En esa pérdida ignota
que es el fruto de mi anhelo,
voy cruzando el vasto cielo,
aún teniendo un ala rota.
En mi vuelo secular,
por mi gran fe, yo decido
que nada se habrá perdido
y hay que saber esperar,
Las alas se han de sanar,
para remontar el vuelo
y va creciendo en mi anhelo,
esas ganas de volar.
La esperanza es el motor
que nace de la confianza,
y el mundo gira en la danza,
observando un nuevo amor.
El amor es la esperanza
que va creciendo en el alma,
tras la tormenta, la calma
con sus aires de bonanza.
Escrito en Septiembre 2025 por Eduardo Luis Díaz Expósito.“zuhaitz “.
Dedicado a mi amiga Laura Hernandez Muñoz.
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