G.A.


Sigo el rastro de sangre 
que mana de tus pies
y gotea en tus ojos
con este instinto de cuidado 
que me condenó a existir. 
Con discreción percibo
tu llanto negro,
desolador,
inconsolable, oculto.
Siento el filo punzante de tu soledad 
apuñalándote con saña
cuando te acuestas junto a mí 
y te arropo con mi persona. 
Aquí estoy, amor,
déjame acompañarte
en tus pasos dormidos
de funambulista sin red,
allí donde nadie se atreve, 
allí donde muere el silencio.

Gio Aguiló


De El dueño interior, ACCI ediciones.

Imagen: La creación de las aves, Remedios Varo.

 

Indigestión


 Los sicarios de la pluma, sabuesos olfateadores de la tinta sangre, vendedores de panfletos llenos de fotos de posverdades al servicio de quien nos engaña con letras falsas y fotos manipuladas que nunca agachan la cabeza cuando descubrimos la mentira, que callan, calumnian y desmiembran a la víctima en turno, nadie los juzga, nadie los encarcela y todos los encumbran. 

Yo necesito dejar de ver la risa sardónica, la miseria que se revuelca en nosotros.


Yo necesito dejar de oír las mentiras repetidas a los genocidas que abogan por la dignidad y la vida pagando fusiles.


Yo necesito dejar de tocar el papel que guarda la mentira, la realidad manipulada en imágenes ficcionadas en claroscuros de engaño y propaganda. 


Yo necesito dejar de comer el veneno lento de la avaricia desmedida, qué más da que el bolo que desciende por mi esófago rasgue mi salud y mi vida mientras tú cotizas en la bolsa.


Yo necesito no pensar para no darme cuenta que eso existe, yo necesito no pensar para no ver, no oír y no degustar.


Necesito tocar mi muerte para saber que hay vida.


Hiramm García 


Imagen Monero Rapé.

Ante la evidencia de lo imposible.


No se puede pintar el viento con la acuarela 

de los ojos que sufren, ni recamar 

los espacios vacíos con el oropel que muestra 

el trigo bajo el sol.


Hay una magia que rompe la monotonía 

del cromatismo y una pérdida infinita 

sobre la escala de grises, cuyas traviesas 

inventan el temor a una caída precipitada.


En todas las vertientes posibles, se hunden 

los pies desnudos de las aves y en conclusión,

los aperos de labranza se oxidan en las manos 

ociosas.

A veces elegimos un modo de sobrellevar 

la pesada carga de nuestro ser, como si fuera 

liviana o rociamos con un almidón impuro,

las encías que tiemblan bajo los dientes 

telúricos del tiempo.


Hoy medra la noche, ante el calor veraniego

y las estrellas, apenas se sujetan, 

como alfileres que alguien clavara 

sobre un negro encerado.


En los vértices de las palabras licenciosas,

se colocan acentos que hieren,

como frases lapidarias y una vez más pensamos en la dimisión que a la vida

se aconseja, entre la sombra de una aciaga

incertidumbre ante la proximidad de la muerte.


Escrito en Julio 2024 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.

Doy gracias a la vida, por todos vosotros.


Doy gracias a la vida

por sus hermosos dones,

pues de ellos los dispones

en su justa medida.


Doy gracias al recibo 

de tantos gratos bienes,

que guardo entre mis sienes

y por ellos escribo.


A veces, mi cabeza 

lleva una leve sombra 

de algo que se nombra,

llamando a la tristeza.


Y emerge cada día,

haciendo su visita,

cuando se necesita 

un poco de alegría.


Doy gracias por el tiempo,

que hoy me ha concedido 

la vida en su latido,

frente a mi contratiempo.


Al verme y avisarme 

de todos mis errores,

gracias por los amores 

que yo pueda encontrarme.


Por la amistad sincera,

que siempre está presente,

por la persona ausente,

presente aunque no quiera.


Por todos los que llegan 

y aquellos que se fueron,

todos los que vinieron 

y nunca se doblegan.


Pues la felicidad 

se gana cada día,

viviendo en la alegría 

como una gran verdad.


Escrito en Julio 2024 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.

Desde un principio.

Sí un milagro fluye ahora hasta tus manos,

nunca pienses que es una alegoría,

los milagros se suceden cada día,

cuando estamos receptivos y cercanos.


Cuando ves un profundo precipicio 

y adquirimos una leve inclinación.

nos avisa con poder el corazón 

y debemos comenzar desde el principio.


Abalorios tiene el alba en contrapunto 

de la luz que sale desde el lado oscuro 

yo lo sé y además os lo aseguro,

que lllegando hasta su meta pone un punto.


Arrancamos de la vida sus pedazos,

devorando en la ansiedad, un sólo instante 

y la vida se pasea por delante,

se nos muestra en sus frágiles retazos.


Caminamos sin saber el rumbo incierto,

con los pies sudorosos y cansados,

en espacios de tiempo, que marcados,

se han borrado con el viento en el desierto.


Escrito en Julio 2024 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.