Doy gracias a la vida
por sus hermosos dones,
pues de ellos los dispones
en su justa medida.
Doy gracias al recibo
de tantos gratos bienes,
que guardo entre mis sienes
y por ellos escribo.
A veces, mi cabeza
lleva una leve sombra
de algo que se nombra,
llamando a la tristeza.
Y emerge cada día,
haciendo su visita,
cuando se necesita
un poco de alegría.
Doy gracias por el tiempo,
que hoy me ha concedido
la vida en su latido,
frente a mi contratiempo.
Al verme y avisarme
de todos mis errores,
gracias por los amores
que yo pueda encontrarme.
Por la amistad sincera,
que siempre está presente,
por la persona ausente,
presente aunque no quiera.
Por todos los que llegan
y aquellos que se fueron,
todos los que vinieron
y nunca se doblegan.
Pues la felicidad
se gana cada día,
viviendo en la alegría
como una gran verdad.
Escrito en Julio 2024 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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