Hay destinos que parecen encontrarse,
fortuitamente, como magia en los instantes
y diríase que son muy semejantes,
hasta el punto en que deciden integrarse.
Hay destinos que, por pura coincidencia
se conocen en la misma vibración,
son dos cuerpos, con un mismo corazón
y eso es algo que nos queda en la conciencia.
Porque hablan un lenguaje comprensible,
sin palabras, pero llegan a entenderse,
mas, no es propio dialogar para extenderse,
si la magia del momento es previsible.
Y subyace en la presencia que arrebata,
por su forma de expresión, un sentimiento
es la base de todo conocimiento,
que por comunicación se muestra innata.
Se debiera contemplar, que nada puede
limitar la proyección de la verdad,
si se trata de entender la libertad
en el rostro de la acción, se nos concede.
Pues la acción, del pensamiento es consecuencia,
y caminan por la misma dirección,
sin llegar a reclamar esa ovación,
que en justicia, queda siempre en la conciencia.
Hay destinos que corrigen sus defectos
y progresan en el paso de los días,
van mostrando desde sus alegorías
que en la causa han mejorado sus efectos.
Escrito en Abril 2025 por Eduardo Luis Díaz Expósito.“zuhaitz”.
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