No me gusta hablar de mi mismo.


Sigo escribiendo poemas,

aunque nadie los vea.

Sigo escribiendo poemas,

aunque tú, no los leas.


Porque sólo sé una cosa…

que la vida ha sido hermosa,

mientras duró vuestro engaño,

que me ha hecho tanto daño.


Mis lágrimas caen al suelo,

sin duelo en mi desconsuelo.

Hoy vivo en una quimera 

de sueños irrealizables,

en una sala de espera 

y es mejor que no me hables,

seguramente me pierdo, 

en un tortuoso recuerdo,

que trace sus directrices,

ahondando en mis cicatrices.


Conozco una realidad,

que a nada se le parece 

y creo, que no merece 

mencionar mi sufrimiento,

vivo tan sólo el momento 

en una vida, que egregia,

me sirve como anestesia,

para pasar al olvido,

aquello que fui y he sido.


Ahora ya, no siento nada 

o al menos, no represento

este dolor que yo siento.

Prefiero, y así sentencio

mi suerte, en el mimetismo,

de guardar sobre mi mismo,

un respeto en el silencio.


Escrito en Abril 2025 por Eduardo Luis Díaz Expósito.“zuhaitz”.

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