El campo estaba amarillo. Los labios de la tierra se agrietaban. La sed caminaba por doquier. Era quince de octubre. Hacía cinco meses que las nubes se habían marchado. Los pozos empezaban a flaquear y dejaban ver sus piedras más íntimas. La alcaldesa hizo venir al buscador de aguas subterráneas Gabriel, pero el péndulo del zahorí se quedaba dormido en medio de una búsqueda. Santa de la Sierra se estaba convirtiendo en un páramo baldío. El cura del pueblo organizó una procesión y una novena a Santa Rita. Los cielos siguieron inmaculados. Y entonces, cuando la desesperación empezaba a apoderarse de los corazones, aparecieron las hormigas con alas. Y finalmente llovió.
Precioso texto, pero no volveré a rezar a Santa Rita; puede que cantando, llueva en consonancia con mi voz.
ResponderEliminarGracias María José por tus palabras. Y bienvenida de nuevo al mundo Blogger. En cuanto a lo de Santa Rita, pues te juegas una sequía de años. Aunque estoy seguro que con tu afinada voz también habrá lluvia en su justo punto, no como lo que está pasando ahora en Valencia. Un beso grandote. Ah, y va siendo hora de despertar a esta bitácora de EnR que lleva tiempo en letargo profundo. Te animo a participar... y de paso a todos y cada uno de los socios. Ánimo amigos.
ResponderEliminarUn microrrelato que invita a su lectura desde el principio. Las frases se encadenan en lo justo y los personajes van apareciendo y se presentan. Y se cierra con " ... Y finalmente llovió". ¿Qué más? ¡Queremos más! Y no se puede. Felicitaciones.
ResponderEliminarGracias José Luis por tu comentario. Habrá más. Esperaré algunos días a ver si esto de los comentario cuaja, que sabes es el alma de un blog, la interacción. Pero tú ya puedes ir subiendo algún que otro texto, que sé que tienes. Te prometo leerlo con detenimiento y comentarlo, que de eso se trata, de ir leyendo y escribiendo, y creciendo como lectores y como escritores. Un abrazo. Santiago.
ResponderEliminarClaro que sí, amigo. Eso haré, pues ganas no me faltan. Y espero y deseo que nuestros companer@s se animen y que EnR vuelva a resurgir poco a poco. Recordando viejos tiempos, recibe mi abrazo.
ResponderEliminarSiempre es un placer leerte, Santiago. Muy premonitorio ha sido este texto. Ahora recemos para que deje de llover. Ya habrá mejores momentos para saltar en los charcos con las botas nuevas. Un abrazo.
ResponderEliminarHola, Alicia, qué alegría que estés por aquí. Gracias por tus palabras, y bienvenida a nuestro espacio de letras en La Red. Abrazo grandote.
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