Reflexiones antes de tu nacimiento.


He aquí un estertor de vida, que brotará 

de la angustia por respirar, rompiendo a llorar,

como si se tratara de un presentimiento,

de cada naufragio que sufrirá, durante 

su estancia en este mundo.



Un pulso medido al compás exacto, 

que su pequeño corazón le dicta y su mente 

gobierna.

Aún es menudo, como un grano de arroz

en medio del océano.



Como fecunda semilla, abrirá la entraña 

de su madre y la luz cegará sus ojos.

Quedará aturdido  por el  ruido 

y nada comprenderá, hasta que su mente,

como una esponja, vaya absorbiendo 

todo el conocimiento posible.



Un nuevo ser, una alegoría en un sarcástico mundo, que  le ignorará, si no alcanza 

a elevar su voz y su verdad, más alta

que su consciencia, para sentir  

el continuo flujo del devenir del  tiempo.



Incómodo y desnudo, lo vestirán 

y su identidad será un mimetismo acentuado

en diversos comportamientos sociales.

Dará con sus huesos, muchas veces

sobre la tierra, antes de su definitiva partida

y esta vez… no llorará. Llorarán su ausencia 

quienes le hayan amado, pero aún no sabe,

que es una estrella, cuya luz se irá apagando

a lo largo de su recorrido por la órbita 

de todas sus edades.



He aquí un  estertor de vida, para vencer 

lo imposible desde lo más pequeño y obrar

una vez más, el milagro 

de un nacimiento humano.


Escrito en Enero 2023 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.

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