aquel juguete tan extraño

     El niño no paraba de observar aquel objeto tan extraño. Para qué serviría aquella especie de naranja gigante? Su mirada inocente e inquieta recorría toda la superficie de semejante juguete, así le calificaba su padre cuando se lo entregó, como si fuera el tesoro más preciado el mundo. Sus ojos risueños trataba de trasmitir, a su pequeño, toda la dicha que le podía trasmitir aquello que, al más ligero golpe, se alejaba de ti.

     El niño no comprendía aquel funcionamiento tan curioso. Si lo golpeaba se iba alegremente y si se chocaba con algo regresaba, rápidamente, a ti. Qué cosa más tonta.

     En las fotos de su familia, le habían dicho que un niño que aparecía en muchas de aquellas imágenes, en blanco y negro, era su padre, quien le miraba con orgullo y, en muchas de esas instantáneas, aquel niño parecía disfrutar, con amiguitos, que corrían tras otro juguete redondo, semejante a este que acababa de recibir de manos de su orgulloso progenitor.

     Prefiere jugar con la play o con el ordenador, donde puede disfrutar de juegos mucho más divertidos. Es guay variar el curso de los acontecimientos apretando varias teclas. Que chulísimo resulta ver una deslumbrante pantalla en la que ocurren historias, mucho más fascinantes que una vulgar pelota se vaya o regrese por el suelo.

     El niño, delante de pantalla, puede ver como sus héroes han de superar grandes retos, con ellos comparte emocionantes aventuras, mientras sus dedos no paran de apretar, compulsivamente, las distintas teclas del mayor de los sinsentidos. 

     Entonces el padre huye, avergonzado, con la vulgar pelotita al país de los viejos juegos olvidados.

2 comentarios:

  1. Tanto en verso como en prosa eres un magnífico escritor, Jose Gerardo. Por las circunstancias que vivimos, cada día es más complicado comunicarse personalmente. La informática tiene sus inconvenientes, pero también sus ventajas, como poder escribir y publicar tu entrada y este comentario. Cualquier tiempo pasado no fue mejor, aunque, en algunas cosas, no hayamos mejorado demasiado los seres humanos. Sigue habiendo guerras, destrucción, dificultades para tantos... pero seguimos ahí, contra viento y marea. Tú eres un gran ejemplo de vocación y vida. Aunque echemos de menos algo tan sencillo como una pelota naranja que rebotaba con nuestros sueños de niños. Hoy, los sueños, solo permiten no rendirse. Pero cambian de color y de forma. Es una nueva sociedad donde todo es cada vez más fácil y más difícil a la vez. Una sociedad que es muchas sociedades y culturas, muchos modos de vida, pero que, a pesar de todo, nos contiene y contiene todo el progreso y la cultura pasada y presente. No todo nos gusta, pero es que la vida es dialéctica, con avances y retrocesos, alegrías y daños. Es la historia de la Humanidad, nuestra historia.

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