Falto de recursos.


Se escucha una voz, y allí nadie acude,

la tristeza es musgo verde, que se oxida,

y queda flotando esta voz, perdida 

en un hueco inerte, y ahora la sacude.


El viento despierta desde su letargo,

al ver que su epístola sigue vacía

con leve murmullo de melancolía

y el camino es más estrecho y largo.


Se escucha una voz, y es tan sólo un eco,

que parece hablar desde el pensamiento

y queda vacía, mecida en el viento,

oculta en un lóbrego y oscuro hueco,

que nadie contempla, ni tampoco escucha,

la vida transcurre y su prisa es mucha.


Se malgasta el tiempo con un mal vivir,

ante los espejos, que clarividentes,

se quiebran despacio, hiriendo a las gentes,

que tan sólo esperan la paz al morir.


La vida sin voces, no tiene sentido 

y en la inmensidad del azul del cielo,

cortos de esperanza y ávidos de anhelo,

somos el destino de un tiempo perdido.


Tristemente ciego, porque en su ceguera,

se vuelve a caer sobre la escarpada 

meseta, que tiene su cima cortada,

y ese es su destino, su vida es severa.


No remonta un rio, falto de caudal,

no abrazan sus aguas, el cuerpo desnudo,

de quien por flotar, lo intentó y no pudo,

hallando en sus aguas un triste final.


Porque no pensó, que en la esquiva suerte,

no tuvo un recurso, presto y a la mano,

tan sólo sintió, como un ser humano,

el frío que queda al besar la muerte.


Escrito en Octubre 2025 por Eduardo Luis Díaz Expósito.“zuhaitz”.

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