Tiempo de espera.


El tiempo, lentamente se detiene

y el reloj se adormece en larga espera,

sus agujas, no caminan en su esfera,

mientras tanto, ahora piensas: ¡Ya no viene!


Y de pronto, cuando ya pierdes la calma,

con salto las agujas precipitan,

unas horas, cuando más se necesitan

y regresa toda dicha hacia tu alma.


Ese tiempo, detenido en su progreso,

vuelve ahora a caminar, con la esperanza 

de tener el segundero, siempre en danza,

celebrando finalmente su regreso.


Quien espera, en ese tiempo retenido,

le compensa su tesón y su paciencia,

regresando nuevamente a la consciencia,

que acompasa su reloj con su latido.


No se aflige por la espera con la pena,

la compensa con la magia en la emoción 

de saber que fue una justa decisión,

pues sin duda, su alegría es ahora plena.


Si se trata de paciencia al esperar

y el encuentro va borrando la inquietud,

el amor se ha convertido en su virtud,

porque siempre existe un tiempo para amar.


Escrito en Septiembre 2025 por Eduardo Luis Díaz Expósito.“zuhaitz”.

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