RECORREN CADA ESQUINA
del tiempo, buscan
un sentido legítimo de las cosas.
Levantan el vuelo contenido,
quieren arrojar el lastre que invade
su alma y subir, con rapidez,
a los cielos infinitos,
donde las auroras vírgenes
cantan, con alegría,
y los atardeceres saborean,
plácidamente, los sueños compartidos
en los corazones cansados,
abatidos por una desidia misteriosa.
Poco a poco, ascienden
entre despojos de olvidos
que no merecían las pena
conservarse.
Las palabras se liberan
de la ingratitud del silencio,
abandonan tanta amargura
en páginas en blanco
empapada por la lluvia
de la melancolía.
Por fin son libres.
El poema ha nacido!
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