En el fragor de la tempestad.


Voy como de la tierra al mar, sin atavíos,

intentando franquear esta tormenta,

que a los truenos y relámpagos sustenta,

evitando zozobrar con mi navío.



Voy  entre las olas con mis penas,

buscando  en el poniente, un horizonte 

de calma, donde se divise un monte

que me pueda liberar de mis cadenas.



A la razón le pido y le requiero 

la firmeza en el timón, serenamente,

pues en esta soledad, mi alma inocente 

se confunde en el fragor de un mar muy fiero .



Yo sé bien, que  en esta vida se navega, 

entre mares de calma y tempestades,

lo sé bien, y aunque mi boca no lo niega,

me asaltan estas tristes soledades.



Navego con mi fe y mis energías,

mis lágrimas se copian a millares,

formándose con ellas siete mares 

y trato de alcanzar mis alegrías.



Escrito en Enero 2022 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.

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