¿Quién dice que no es amor?

 


 

Es el amor un puro capricho,

un atributo trivial del cuerpo,

pues igual que sobrevuela por los aires

para alcanzar las altas cumbres de los cielos,

se desploma abruptamente

por los oscuros agujeros que conducen

hasta las llamas del ardiente infierno.

 

Es voluble, lábil e irracional,

y convida a nuestra incauta inteligencia

a  interminables bacanales de placer,

aunque en no pocas ocasiones

culminen en los brazos de la nada.

 

Fútil, móvil e intransigente,

conduce al alma cuesta abajo

por cualquier camino de perdición;

mas es tan seductor y convincente

que siempre acabamos presos de sus garras.

 

Derrama sobre nuestra piel

sus delicados almíbares y besos;

nos adula a cada paso,

y con sus ágiles y ladronas manos

se lleva para sí nuestro frágil corazón,

para dejarlo más tarde abandonado

en cualquier triste callejón sin nombre.

 

No obstante,

 y a pesar de todo ello…

 

¿Quién dice que no es amor?

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