Me gusta rasgar la corteza del poema

ME GUSTA RASGAR LA CORTEZA DEL POEMA.

Penetrar, lentamente, en cada poro
de su fragilidad.

Revisar, con cuidado, los rincones
en los que poder dibujar las emociones
que necesito conservar.

Es preciso quedarse con la esencia
de los sueños para poder soportar
las ingratitudes de los atardeceres
rencorosos.

Muchas veces, las palabras se disputan
un espacio que no les pertenecen
y todo se llena de sentimientos contradictorios.

La blancura se cubre de ilusiones vagabundas,
 sólo desean perderse en un recuerdo
tranquilo en el que poder saborear, con calma,
el último sorbo dulce de la vida.