Nada es una novela de Carmen


Desde aquí veo la piscina.
El agua se mueve en un giro eterno.
Concluye la primera canción de Alan.
Un teléfono inalámbrico sobre
la mesa... parece un sobre
también esta habitación.
Yo muevo el aire hacia adentro,
hacia las células del alma,
hacia el intangible escalón.
La lámpara, el router, el bolígrafo:
tres objetos del desapercibido
detalle de los escenarios.
Hay como un maquillaje de belleza
en toda esta tarde de enero.
No es nada más que el corazón
                                                    desnudo.

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