Sobre una superficie plana, se tambalean
las esferas.
Ruedan sin cesar,
por su inapropiada redondez, por su tersura
y pureza de formas.
Todas las esquinas y aristas, hieren la sutileza
de la perfección.
Todo lo que pretende ser recto,
trata de esconder su propósito
en sus aristas.
En la esfera, nada queda oculto, se muestra
como un corazón latiendo en la ingravidez
de su inocencia.
Escrito en Enero 2022 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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